Banco Ciudadano Europeo
info@europeancitizensbank.es
Más básico 🔙
El Banco Central Europeo ha ido demasiado lejos y debería volver a las bases de su mandato
📌 Resumen
● Cuando se diseñó en los años 90, se suponía que el BCE se centraría en un estrecho objetivo de garantizar la estabilidad de los precios, utilizando los tipos de interés como herramienta principal.
● Desde la crisis financiera de 2008 y la crisis del Covid-19, el BCE se ha encontrado en una situación difícil. Sus herramientas habituales ya no eran eficaces, por lo que tuvieron que desarrollar nuevos instrumentos (como la flexibilización cuantitativa) para hacer frente a los nuevos retos.
● A estos nuevos instrumentos, la flexibilización cuantitativa en particular, se les han achacado sus efectos colaterales no deseados, que se inmiscuyen en otros ámbitos normativos, como la financiación de los gobiernos, conocida como política fiscal. También contradice el principio de independencia de los bancos centrales, y ha dejado al BCE expuesto a los desafíos legales.
● Además, el reciente debate sobre si el BCE debe apoyar también la lucha contra el cambio climático hace temer que el BCE vaya más allá de su mandato sin el debido respaldo político.
🗫 El debate
De crisis en crisis, el BCE ha sobrepasado los límites del mandato original que se le otorgó en 1998. El BCE ha desplegado programas de creación masiva de dinero, conocidos como QE, que son cada vez más difíciles de justificar dado que la inflación hoy en día está solo ligeramente por debajo del objetivo del 2%, y dado el impacto que los tipos de interés negativos tienen sobre los ahorros y las pensiones de los ciudadanos. Por ello, el BCE debería dejar de utilizar medidas no convencionales y volver a centrarse únicamente en mantener la estabilidad de precios mediante el ajuste de los tipos de interés.
💡 Propuestas
Profundiza más en este debate y conoce nuestras propuestas específicas para las políticas de futuro del BCE. Puedes aportar también tus propias propuestas al debate.
→ Propuesta 1 Incluir los precios de la vivienda en el índice de inflación
→ Propuesta 2 Disminuir o detener la flexibilización cuantitativa
→ Propuesta 15 Revisión democrática periódica del mandato del BCE
📖 Leer más
(Tiempo estimado de lectura: 5 minutos)
Cuando se creó en 1998, el Banco Central Europeo (BCE) debía centrarse en un estrecho objetivo: la estabilidad de los precios, utilizando una sencilla herramienta: el ajuste del nivel de los tipos de interés en la economía.
En la actualidad, el BCE ha desarrollado nuevos instrumentos denominados no convencionales como la flexibilización cuantitativa (QE, del inglés quantitative easing) y los tipos de interés negativos, que tienen efectos secundarios sobre la distribución de la renta y la política fiscal.
Por ejemplo, muchos culpan al BCE de "castigar" a los ahorradores, al reducir los rendimientos de los fondos de pensiones privados, las compañías de seguros y otros productos de ahorro. Se trata de una consecuencia mecánica del programa de compra de activos (QE) del BCE: a medida que el BCE crea más dinero para comprar activos financieros, esto se traduce en la creación de más demanda para una oferta limitada de activos, lo que lógicamente resulta en un aumento de los precios de los activos y una reducción del tipo de interés sobre ellos.
El BCE hace todo esto para llevar la inflación hasta el 2%. Pero, ¿se mide bien la inflación?
La inflación se mide siguiendo la evolución de miles de precios de bienes y servicios. A partir de estos datos, se calcula el Índice de Precios de Consumo Armonizado (IPCA), basado en una cesta media de productos y servicios que la mayoría de la gente necesita, como los alimentos o los cortes de pelo. Sin embargo, el precio de cosas como los activos financieros o los bienes inmuebles no se incorporan al índice de inflación. Esto podría significar que el nivel de inflación real actual esté más cerca del objetivo del 2% de lo que muestran las cifras oficiales.
De ahí que algunos sospechen que las políticas del BCE parecen estar motivadas por objetivos distintos a la mera búsqueda de la estabilidad de precios. Por ejemplo, los programas de flexibilización cuantitativa del BCE abaratan notablemente el endeudamiento de los gobiernos (porque hacen bajar los tipos de interés de la deuda pública), lo que parece contrario al principio de que el BCE no debe financiar directamente a los gobiernos.
Esto lleva a preguntarse si, al adoptar estas medidas no convencionales, el BCE ha ido más allá de su mandato tal y como se había establecido originalmente en los Tratados Europeos.
A lo largo de los años, las críticas contra el BCE han sido abordadas en repetidas ocasiones en el Tribunal de Justicia de la Unión Europea, el tribunal más alto de la Unión Europea. El tribunal se ha pronunciado anteriormente a favor del BCE, pero imponiendo ciertas limitaciones que el banco debe respetar. Por ejemplo, diciéndole al BCE que no debe comprar más del 33% de la deuda pública de un país. Más recientemente, el Tribunal Constitucional alemán ha criticado al BCE por no tener debidamente en cuenta los efectos secundarios de sus políticas o, al menos, por no ser transparente al respecto.
Sin embargo, con la actual crisis sanitaria y la adopción de nuevos programas de QE, como el Programa de Compras de Emergencia Pandémica (PEPP, del inglés Pandemic Emergency Purchase Programme), el BCE está en camino de superar esos límites. Hasta ahora, el BCE ha justificado estas medidas como necesarias para hacer frente a las crisis. Esto implicaría que son temporales y de carácter excepcional, y que el banco las retiraría gradualmente una vez superada la crisis. Sin embargo, hay quien teme que esto nunca ocurra y que estas nuevas medidas no convencionales se conviertan en la nueva normalidad. Si resulta ser este el caso, podría agravarse la preocupación por el hecho de que el BCE vaya más allá de su mandato, y quede expuesto a futuros desafíos legales.
Hoy en día, incluso se debate si el BCE debe apoyar la lucha contra el cambio climático. Si el BCE se ocupara del cambio climático, ¿debería entonces intervenir también en otras políticas industriales? ¿Y el apoyo a la innovación digital? Y la lista de deseos continuaría. Estos debates refuerzan el temor y el riesgo de que el BCE se aleje de su misión original.
Entonces, ¿qué debería hacer el BCE? ¿Debería simplemente deshacerse de las medidas no convencionales que ha adoptado desde la crisis financiera del 2008 y volver a su mandato y herramientas originales? ¿O debería adoptar permanentemente su nueva normalidad? ¿O debería ir por completo en otra dirección?
Report inappropriate content
Is this content inappropriate?
Share: